Este verano no solo hay que preocuparse del calor. Deutsche Bank lanza una advertencia clara para quienes tienen algo ahorrado: cuidado con la volatilidad que viene. Si no quieres sustos con tus inversiones, su receta es sencilla y sensata: refugiarse en el oro y en bonos denominados en euros. Nada de riesgos innecesarios ni apuestas locas. Protección pura y dura.

Parece que el banco alemán no lo ve del todo claro en el corto plazo. Aunque la economía europea va aguantando, hay ruido de fondo que no termina de irse: tipos, inflación que no cede del todo, tensiones geopolíticas… y un dólar que ya no es lo que era. Ante esto, han decidido jugar a lo seguro.
Bonos en euros: el escudo frente al ruido de mercado
El mensaje es directo. Hay que inclinarse hacia la renta fija en euros, tanto soberana como corporativa, con vencimientos en torno a los 3 o 4 años. Lo que buscan es una especie de equilibrio entre seguridad y rendimiento, sin arriesgar demasiado. No hablamos de rentabilidades espectaculares, pero sí de un entorno más previsible que el de la Bolsa, que sigue llena de altibajos.
Los bonos del Estado, especialmente los de países con buena calificación crediticia, ofrecen ahora mismo una rentabilidad razonable sin que eso implique asumir grandes sobresaltos. Y los bonos corporativos —siempre con una mínima calidad— pueden complementar sin cargar de riesgo tu cartera.
Para Deutsche Bank, el euro es clave. Frente al dólar, que parece más débil en los próximos meses, apostar por activos en euros tiene más sentido. No solo reduces exposición a movimientos de divisa, sino que te aseguras estar en un entorno monetario que, pese a todo, parece más estable.
Oro como refugio: poco, pero útil
Y ahí entra el oro. No como inversión para hacerse rico, sino como herramienta de defensa. Lo recomiendan para ocupar entre el 3 % y el 4 % de la cartera. Una cantidad justa, que no te lastra si baja, pero que te protege si las cosas se complican de verdad.
El oro siempre ha tenido ese papel: no paga dividendos ni genera rentabilidad por sí solo, pero en momentos de incertidumbre suele subir. Y ahora mismo, con los mercados tan sensibles a cualquier noticia, tener algo de oro no parece una mala idea.
Además, la previsión es que pueda subir un 10 % en el próximo año. No está garantizado, claro, pero si se mantiene la tensión en los mercados, el precio podría escalar.
Un enfoque conservador que tiene sentido
Si no eres de los que está pendiente todo el día de los mercados, esta estrategia tiene sentido. No necesitas complicarte. Puedes acceder tanto al oro como a los bonos desde cualquier banco o plataforma sin grandes conocimientos. Lo importante es entender que no se trata de ganar mucho, sino de no perder.
Por eso, te dejo el esquema general en una única lista —no hacen falta más—:
- Oro (3–4 % de la cartera): escudo frente a la volatilidad, con potencial de revalorización.
- Bonos en euros (con vencimientos medios): opción estable para sortear las turbulencias del dólar y evitar sustos de tipos.
La idea es que si la cosa se pone fea, estas dos patas te sostienen. Y si el mercado mejora, tampoco te quedarás fuera del todo. Pero lo mejor es que puedes dormir tranquilo.
Deutsche Bank no propone una estrategia para hacerse millonario, sino para proteger lo que ya tienes. Que, en tiempos como estos, no es poca cosa. Y si el verano termina en calma, siempre habrá tiempo de mover ficha. Lo importante es no quedarse paralizado, pero tampoco lanzarse sin red.