Las preguntas que encabezan el título de este artículo pueden parecer a priori un tanto simples, pero, si caemos en la cuenta de que una gran parte de la morosidad en los préstamos al consumo ha pasado necesariamente por el momento de la decisión entre la solicitud de un préstamo o no, la cosa ya comienza a cambiar. Y es que ante determinadas necesidades de financiación no tenemos por qué responder del mismo modo en función de las diferencias en la necesidad. De hecho existen opciones que en muchos casos pueden ser tan válidas o mejores que acudir a un préstamo.
Es difícil, y esto debemos reconocerlo, acabar de superar el efecto de los años inmediatamente anteriores al inicio de la crisis, donde prácticamente resolvíamos cualquier problema financiero por mínimo que fuera a golpe de prestamos. Esto, que trajo una cultura de la vida a crédito cuyas trágicas consecuencias ya hemos podido comprobar, es hoy por hoy impensable, y nos obliga, como indicábamos, a plantearnos la oportunidad o no antes de solicitar un préstamo.
¿Cuándo optar por un préstamo?
La respuesta es simple sobre el papel, pero, no tan simple de explicar; realmente todos los expertos coincidirán en que acudir a un préstamo es la última opción de financiación que el usuario debe elegir. Es decir, previamente a la solicitud de financiación debíamos haber agotado todos los canales personales posibles, y sólo tras comprobar que no tenemos opción de hacer frente a la necesidad en concreto que requiere ser financiada es cuando delegamos acudir a buscar un préstamo.
Dicho de este modo suena bien, suena razonable y probablemente todos estamos de acuerdo… como también estaremos de acuerdo en que la realidad es radicalmente distinta. Durante muchos años se ha recurrido a los préstamos casi como un modo de vida. En las épocas de apertura de financiación el préstamo se concebía por parte de muchos como un método de ingreso, un método de ingreso que tenían unos costes en forma de intereses. Esta aberración del modelo de financiación que representa un préstamo afortunadamente se ha ido extinguiendo, pero por el camino ha dejado millones de morosos que ante el corte del grifo de los préstamos perdieron el modelo de vida de la burbuja al crédito.
Por tanto, nos guste más o menos debemos luchar siempre contra este primer impulso de que cada vez que necesitamos una cantidad de dinero por pequeña que sea nuestro primer pensamiento es la asociación: banco/ préstamo.
En este post te mostramos dónde encontrar préstamos sin nómina
¿Si hay otras opciones por qué no explorarlas?
En una encuesta realizada a finales del pasado año 2013 del total de encuestados cerca del 75% reconocía haber tenido que solicitar algún tipo de financiación durante el año en mayor o menor medida. Dentro de estos casi el 65% declaraba haber obtenido dicha financiación al margen de los préstamos bancarios tradicionales, esto lógicamente hace que nos preguntemos ¿de dónde se obtiene ese dinero?.
Realmente las vías y alternativas han crecido mucho, pero vamos a resumirlas en tres opciones:
- Los prestamos entre particulares son una parte muy importante de esta financiación alternativa, se han convertido en una opción relevante y a la que acuden los ciudadanos que no pueden obtener financiación por otros medios.
- El Monte de Piedad y las Casas de Empeño aún con funcionamientos diferentes ambos modelos han crecido de manera espectacular en los últimos años en lo que a préstamos se refiere. El primero de los casos ha multiplicado exponencialmente el número de operaciones en los últimos dos años concediendo más volumen de dinero que nunca.
- Los Créditos Mini una opción concebida generalmente por entidades fuera del sistema bancario, y que, por tratarse de una opción cara, se reserva a necesidades muy concretas de bajas cantidades de financiación. El crecimiento de estas entidades en nuestro país da la medida de que efectivamente también es un segmento del crecimiento.