Sistema Monetario Internacional

 

Un sistema monetario internacional (SMI) es una expresión que designa el conjunto de reglas elaboradas por los Estados para garantizar, con respecto a la moneda, una estabilidad de los cambios.

La necesidad de una colaboración internacional en materia monetaria deriva de la propia naturaleza del comercio internacional, que por un lado representa una riqueza para las naciones, pero por el otro es una fuente potencial de desequilibrios monetarios.

El objetivo de un sistema monetario internacional es el de asegurar una cierta estabilidad en los tipos de cambio.

Un sistema de tipo de cambios puede establecerse de dos formas diferentes, tipo de cambios flotantes o tipos de cambio fijos.

En un sistema de cambios flotantes, el valor de la moneda lo determina el juejo de la oferta y la demanda en el mercado de cambio.

Un sistema de cambio fijo es aquel en que los bancos centrales tienen que mantener constantemente la paridad de sus monedas respectivas, es decir, comprar o vender divisas para sostener o modificar la cotización de sus monedas. En este modelo puede existir un margen de fluctuación entre las monedas, previamente acordado. O sea, que los Bancos Centrales intervendrán para mantener la moneda en el rango de una “banda” de precios, es decir dentro de los valores máximos y mínimos estipulados, dejando fluctuar las divisas dentro de dichos márgenes.

Para que haya un cambio fijo es necesario que exista un patrón de referencia, una unidad de medida común entre las monedas cuya cotización sea estable.

Durante mucho tiempo el oro constituyó esa base de referencia, ya que cada moneda se definía por su peso en este metal.

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